Precaución al volante

Si me preguntaran cuál es la premisa fundamental de un conductor para evitar accidentes, me atrevería a decir que es el hecho de estar siempre alerta. Las distracciones al volante son tan frecuentes que ya se han convertido en una de las causas fundamentales de los accidentes de coche, incluso sin que existan desperfectos técnicos en el vehículo o que el conductor no se encuentre en facultades por el hecho de tomar bebidas alcohólicas.

Una característica extendida entre los conductores que ya se consideran “expertos” es el exceso de confianza. Muchos se conocen de memoria el coche que conducen y otros conocen al dedillo las características de la carretera que cogen a diario de casa al trabajo. Pero todo en la vida es “hasta que pasa”. Porque ese conductor ya es de los que habla por su móvil varios minutos, mira el paisaje fumando un cigarro, suelta las manos del volante o se distrae con un video clip.
Y ese conductor, un buen día (mejor dicho, un mal día) tendrá en medio del camino a una vaca o un perro que nunca se le habían aparecido, un niño o un coche que por cualquier causa se va de su carril e invade el contrario. La esencia de la seguridad vial es que lo imprevisto siempre forme parte de la previsión, con los cinco sentidos alerta, el conductor se debe dotar de herramientas que le permitan ponerse al mando del vehículo estando pendiente constantemente de lo que pueda pasar.

Una vez ocurrido el accidente no vale la pena cuestionar la causa del mismo, en realidad el planteamiento se debe realizar desde el mismo acto de conducir y desde el esmero por evitar el siniestro. ¡Qué decir del niño, de la vaca, del perro! Seguro que nadie los acusará, porque sus razones rozan con lo inexplicable. Así que lo más conveniente es que el conductor sea prudente.



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