Bufete de Abogados

En general, la denominación bufete de abogados se emplea hoy en día para referirse a firmas de profesionales que se integran para ofrecer servicios jurídicos, dependiendo de las demandas de los clientes potenciales, bien sea mediante acuerdos de asociación o por contrato con quienes conforman una sociedad.

En el diccionario etimológico de la lengua castellana, edición de 1941, Pedro Felipe Monlau nos recuerda que en sus orígenes la palabra bufete hacía referencia a las mesas en las que se servían alimentos a los peregrinos y a los menesterosos. Como la mayoría de estas personas comían mucho y hasta hartarse, el término derivó en bouffi (lugar para llenarse) para hablar de las habitaciones en las que se hallaban las mesas.

Se ha hecho tradición en los bufetes que los abogados vinculados a ellos asciendan en la jerarquía de la organización en la medida en que ganen experiencia, llegando en muchos casos a ser invitados a hacer parte de la sociedad en la que se forman y laboran, y a obtener un porcentaje de su capital social de manera que sus ingresos se incrementen en la medida en que lo hagan los de la compañía.

Al interior de los bufetes de abogados se suele hacer distinción entre “socios” (propietarios de la firma), “asociados” (abogados externos que prestan sus servicios a la firma en casos especiales), y abogados “senior” (los de mayor experiencia) y “junior” (con menor experiencia y que se encuentran subordinados a los anteriores).

Los clientes o usuarios de un bufete de abogados pueden acceder a un grupo de profesionales del derecho que manejan distintas áreas con algún grado de especialización.

Desde un punto de vista práctico, podría pensarse que por la infraestructura que se requiere para el mantenimiento de un equipo de abogados los costos de los servicios aumentan sustancialmente. Pero también existen ventajas para quienes demandan los servicios, ya que en la mayoría de los casos pueden disponer de asesorías sobre situaciones que implican varias ramas del derecho, o contar con profesionales altamente especializados en determinado tipo de actuaciones.

Muchos bufetes de abogados combinan sus labores de asesoría y representación a los clientes con la formación de los profesionales que vinculan, facilitando su actualización y su especialización en áreas de especial interés o complejidad.

Algunas de estas firmas se destacan en áreas particulares. Por ejemplo, en situaciones de crisis matrimonial y cuestiones hereditarias; en la constitución de sociedades mercantiles y modificaciones societarias; en la reclamación de indemnizaciones por negligencias médicas o accidentes de tráfico y laborales; en la asistencia respecto a reclamaciones frente al Estado.

De este modo, los bufetes pueden presentar su oferta de servicios tanto en una línea particular de situaciones como en ramas diversas del derecho.



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