Arte Gótico

El término para designar al arte gótico fue acuñado en el siglo XVI por el historiador italiano Giorgio Vasari para designar de forma peyorativa el arte bárbaro de la Edad Media, comprendido entre la Antigüedad clásica romana y su propia época, el Renacimiento. El nombre es poco apropiado, pues en realidad el arte gótico (o estilo inventado por los godos) no es de origen germánico, sino francés, ya que nació en la región central de Ile-de-France (París y sus alrededores), desde donde se expandió a las demás regiones europeas.


Cronológicamente, el arte gótico se extiende desde mediados del siglo XII hasta el siglo XVI, cuando se consuma su progresiva sustitución por el Renacimiento. Sin embargo esta temporalización debe matizarse, pues mientras en Italia este estilo ya había desaparecido a principios del siglo XV, en Inglaterra perduró hasta enlazar con el renacer del neogótico en pleno siglo XIX.


La arquitectura gótica se desarrolla fundamentalmente en la ciudad de modo que el arte gótico es un estilo básicamente urbano, aunque también hay monasterios cuyos templos son góticos, como los monasterios cistercienses. Por ello las construcciones principales del arte gótico serán los ayuntamientos, palacios, lonjas, pero sobre todo la catedral que es el edificio del arte gótico por excelencia.


Durante el largo periodo que abarcó, el arte gótico no dejó de evolucionar, de forma que es posible distinguir en él varias etapas. Así el siglo XII constituye una continuidad del Arte Románico en el que se introducen elementos nuevos como las bóvedas y los arcos apuntados. El siglo XIII es el periodo clásico del arte gótico, en el que este queda plenamente definido, con la arquitectura como la principal de las artes. Durante el siglo XIV se produce una estilización de la arquitectura, mientras que la escultura y la pintura adquieren mayor autonomía respecto de la primera. Ya en el siglo XV la decoración se convierte en la protagonista, lo que da lugar a la fase más exuberante del gótico. Mientras que en el siglo XVI, si bien perdura en algunos países europeos, las formas renacentistas se impondrán de manera progresiva hasta su total implantación.


El rechazo hacia el arte gótico que se manifestó durante el Renacimiento y en los siglos posteriores desaparece con la llegada del Romanticismo a principios del siglo XIX, momento en que se produce la revalorización del arte medieval y empieza distinguirse claramente el arte románico del gótico y del arte religioso en general.



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